top of page
Una filtración de agua por la azotea y la vibración de la estructura son el comienzo de este encargo que consiste en proponer una nueva entrada a la casa, una galería taller para hacer ikebana y replantear la sala y el comedor. La propuesta aprovecha el jardín japonés existente para generar una secuencia de entrada de larga duración en contacto con el agua y los peces y usa la galería como espacio de vestíbulo. La sala y comedor, se delimitan por muros de cables de acero inoxidable haciendo que el espacio esté fragmentado y libre a la vez. Entre ambos programas, una serie de espacios residuales sirven como lugares de exhibición de ikebana. Entendimos el proyecto como una serie de intenciones que se van relacionando con el espacio-tiempo.
bottom of page